jueves, 5 de mayo de 2011

Hierro en la arena, ¡Qué suerte!


Ramón Parellada

No me cabe la menor duda de que en Guatemala hay grupos negativos que se oponen a cualquier idea novedosa que implique creatividad y grandes inversiones si éstas tienen que ver con los recursos naturales no renovables. Ahora le tocó el turno a quienes tuvieron la idea de explotar el hierro que está en las arenas negras de las costas del Pacífico.

Según he leído en las noticias de prensa, apenas si hay un permiso de reconocimiento. Esta es la primera etapa para evaluar si existe o no potencial y poder cuantificarlo a modo de poder obtener una operación rentable para la extracción del hierro de estas arenas negras. La idea de extraer hierro de las arenas negras me parece genial y muy creativa. Hay tanta arena negra en la costa del Pacífico que el hecho de que tenga hierro es una excelente noticia, no una mala noticia.

¿Cuál es el problema entonces? Pues lo de siempre, la falta de claridad y definición de la propiedad privada de las costas del Pacífico. Así es. Hace un tiempo, el doctor Enrique Ghersi contaba en una conferencia sobre minería que si una persona en Texas encuentra petróleo en su propiedad se pone feliz porque eso significa que se hará muy rico, pero si esa persona encuentra petróleo en cualquier país de Latinoamérica entonces no se pone tan feliz porque puede significarle problemas e incluso pérdida de su propiedad. La diferencia es que en Texas el subsuelo pertenece al dueño de la superficie y en Guatemala y Latinoamérica no.

Este ejemplo podemos trasladarlo a las arenas del Pacífico, donde la mayoría de la propiedad es estatal, no privada, y de ahí que entran en juego las opiniones más diversas sobre un mismo escaso recurso con usos alternativos. De ahí que unos consideren de acuerdo a sus valores y prioridades que ciertas áreas deben mantenerse para recreación, otros piensan que deberían reservarse para el cuidado de la naturaleza como hábitat para las tortugas y otros consideran que podrían explotarse para obtener el hierro de esa inmensidad de arena.

El proceso político está en marcha y la forma en que el Gobierno lo resuelve es otorgando permisos y finalmente concesiones de explotación cuando ha terminado el proceso preliminar de reconocimiento y exploración. Pero este proceso tiene un alto riesgo político porque siempre está sujeto a las discrecionalidades del gobierno de turno a pesar que la ley debe cumplirse.

Considero que hay arena para todos los gustos y para todas las actividades. No creo que se tenga que poner el grito en el cielo cuando tenemos tantos recursos por explotar creando oportunidades para crear riqueza sin perder usos como la recreación y la preservación del medioambiente.

Si las playas del Pacífico fueran privadas se resolverían estos conflictos porque quien tuviera su propiedad podría decidir qué hacer con la misma, recreación, naturaleza o minería de hierro, entre otros. Si esta persona decide que quiere recreación, pero su vecino afecta su propiedad, entonces podría demandarlo y forzarlo a cubrir los daños y perjuicios así como detener la actividad que le está causando daño a su propiedad. Así de sencillo.

El problema que veo en Guatemala, así como en otros países de Latinoamérica, es la falta de propiedad privada y por ello la gente tiene diversos objetivos e información sobre cuál alternativa será la mejor para escoger sobre una propiedad que es de todos y que al final para siendo de nadie. El establecimiento de la propiedad privada donde no la hay es el primer paso para resolver todos los conflictos y problemas de la explotación de recursos naturales no renovables.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 05 de mayo 2011.

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