miércoles, 18 de mayo de 2011

Celebrando al hermano


Carroll Ríos de Rodríguez

Hago pública la proclama por si alguna familia quiere adherirse a la iniciativa.

Hoy comparto con ustedes una idea divertida. En vísperas del Día dela Madre, mi hijo Daniel, de 4 años recién cumplidos, empezó a indagar sobre este peculiar festejo. Estaba confundido porque en su colegio había participado en un lindo acto para las mamás, el 6 de mayo, y no entendía por qué habían cancelado clases para volver a celebrar el mismo día en otra fecha, el martes 10. Conforme avanzaba la plática con su hermana Sara, se enteró de que también existía tal cosa como un Día del Padre y un día de los abuelos. “¡Ah!”, dijo al digerir plenamente el concepto, “¡y también un día de los hermanos!” Tal ocurrencia tomó por sorpresa a Sara; ella respondió sonriente que no, no había un día de los hermanos.

Durante la cena, los demás hermanos opinaron que Daniel llevaba razón. Los países, las regiones y las organizaciones internacionales proclaman variados feriados. La ONU conmemora el día del correo, de la montaña, de la sociedad de la informática, de la lengua materna, del no tabaco, de la meteorología, de los derechos de autor y del espacio. Todos ellos son asuntos que, a juicio de nuestros hijos, resultan menos relevantes que la hermandad. Los jóvenes concluyeron que si tal día no existía, debería crearse. Y acto seguido, procedieron a establecerlo conforme a las normas sociales modernas, es decir, mediante un mensaje copiado a los hermanos usuarios de Facebook: “Hoy, el día 9 de mayo de 2011, en la capital de Guatemala, la junta de la familia Rodríguez Ríos se reunió en su casa y estableció el nuevo Día Mundial de los Hermanos. Dicha fiesta se celebrará de hoy en adelante todos los días 1 de julio”. Y firmaron el comunicado así: “Los próceres de la hermandad, de la mesa rectangular”. Hago pública la proclama por si alguna familia quiere adherirse a la iniciativa.

Ciertamente es digno de celebrar el vínculo que nos une, no sólo a los hermanos de sangre, sino a quienes comparten con nosotros una entrañable amistad, ideas, intereses y creencias religiosas. La palabra hermano se origina de la frase en latín frater germanus; germanus significa puro, genuino o auténtico. A lo largo de nuestras vidas “adoptamos” hermanos postizos que enriquecen nuestra vida. Recuerdo que una vez un obispo comentó que Dios nos hizo, no meras criaturas ni siervos, sino hijos suyos. Gracias a su plan de redención, la Pasión y Resurrección de Jesucristo, podemos vernos unos a otros como hermanos espirituales. Dicho obispo sugería inventar el término “con-filiación” para mejor describir nuestra maravillosa relación con Dios Padre e Hijo, y con la gran familia cristiana.

El tiempo traerá desavenencias y retos para nuestros hijos. Deseamos que sepan navegar el mar picado y permanecer unidos siempre. Los buenos momentos compartidos y los detalles de cariño los deben colmar emocionalmente, y ahogar cualquier dif erencia que pudiera surgir en el futuro. Por ahora, tenemos curiosidad por saber de qué forma nuestros creativos hijos se honrarán mutuamente en esta nueva y alegre tradición de familia.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 18 de mayo 2011.

No hay comentarios:

Publicar un comentario