martes, 8 de marzo de 2011

La inútil guerra

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

En su reporte antidrogas, el Departamento de Estado dice que la situación en Guatemala contribuye a que por Centroamérica pase el 60% de la cocaína que consumen los estadounidenses. Más adelante reclama al Gobierno de Guatemala por no asignar suficientes recursos para confrontar estos retos. Como quien dice, reprobados porque ahora resulta que nosotros tenemos que pagar por una guerra que no es nuestra…

¿Qué puede hacer un país pequeño y pobre como Guatemala para detener el consumo de droga de los ciudadanos de EUA? ¿Cuánto debemos poner para continuar financiando una fracasada política de criminalización de drogas? ¿Acaso no hay usos alternativos y más importantes para los miles de millones que, año con año, se desperdician en esa estéril actividad?

Desde que el presidente Nixon acuñó el término “guerra contra las drogas” en 1971, los EUA han intensificado un inútil juego de gato y ratón. Por esa fecha encarcelaban al 0.2% de su población. Hoy encarcelan casi cuatro veces más; la mayoría relacionada con drogas. Hay 2.2 millones de encarcelados, y EUA sigue siendo la nación que más droga consume en el mundo. En el 2009 se estimaba que 22 millones de estadounidenses usaban drogas.

Invadieron Panamá para sacar a Noriega. Se gastaron US$4 mil 700 millones en el Plan Colombia durante seis años. El Plan Mérida aportará US$1 mil 400 millones a México para la misma guerra. El resultado de esas y tantas otras iniciativas ha sido sucesivas generaciones de nuevos narcotraficantes, cada vez más sofisticados, violentos y multibillonarios que dejan a su paso destrucción, terror y muerte.

La realidad es que la cultura estadounidense celebra el uso recreativo de drogas. Se ve en sus películas, sus universidades y su cultura pop. Encuestas del 2008 decían que un 16% de su población ha probado cocaína. Un 85% de sus estudiantes de secundaria dicen que “es fácil” encontrar mariguana; cifra que casi no ha cambiado desde 1975. Claramente la guerra ha sido inútil. Más interdicciones, más encarcelados, más muertos, más destrucción, más corrupción, más listas negras de “países no cooperantes” y más sanciones a países pobres. Todo eso gracias al consumo de drogas en la nación más rica y próspera del planeta.

Todo ese dinero podría haberse invertido en prevención, educación y tratamiento; cosas que no destruyen, no matan y no empobrecen. Si algo nos ha enseñado la historia es que los criminales florecieron durante la prohibición del alcohol en los EUA, tal y como los narcotraficantes prosperan hoy. Por lo tanto, es inmoral que el gobierno de EUA nos pase la factura de algo que ellos provocan y por una política criminal que es peor que la alternativa. Es su consumo, son sus ciudadanos, es su factura, es su responsabilidad.

Artículo publicado en el diario guatemalateco "Prensa Libre", el día martes 08 de marzo 2011.

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