viernes, 11 de mayo de 2012

USA contra USA

Estuardo Zapeta
Estados Unidos, como explicó un Embajador en el Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa, se quedó, después de la Guerra Fría, sin coverstory. Unos días en Estados Unidos acompañando a los Cursantes del XI Curso de Altos Estudios Estratégicos del Comando Superior de Educación del Ejército, donde soy Instructor. Una serie de reuniones: el Pentágono, el Departamento de Estado, la Organización de Estados Americanos, la Organización de Naciones Unidas, The Heritage Foundation, la Junta Interamericana de Defensa y un largo etcétera de presentaciones instituciones, análisis, cuestionamientos y reflexiones que me llevan a una temprana conclusión: Estados Unidos, como explicó un embajador en el Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa (CHDS, por sus siglas en inglés), se quedó, después de la Guerra Fría, sin coverstory, o sea, sin una justificación para ser, hacer, existir y pelear contra algo o contra alguien. Interesante observación que se repite una y otra vez con las denominadas “amenazas emergentes”, que en realidad son amenazas “presentes”, y por lo que ahora llego a una primera consideración –y que lo he escuchado una y otra vez—que por lo menos “no por el momento”, el Gobierno de Estados Unidos consideraría, por ejemplo, una discusión abierta acerca de la “despenalización de las drogas ilícitas”. Léase, podría quedarse sin un coverstory para intervenir, controlar y mandar en el “patio trasero,” y de ahí la vehemente reacción a la propuesta de nuestro presidente, general Otto Pérez Molina, acerca de la “despenalización”. Pero yo estiro la teoría de la ausencia del coverstory para cuestionar si el mismísimo tema del “terrorismo” no es una muy “suitable” justificación para una lucha que podría no sólo extenderse por los “sospechosos usuales” del “Medio Oriente”, sino, de repente, aparecer en, digamos, Guatemala. Es entonces una crisis de identidad del Gobierno gringo que busca en lugares a los que no había puesto atención posibles coverstories, y las test-ea para analizar reacciones, promover ordenamientos planificados, e incentivar una desproporcionada participación de cuasi intervención so pretexto de alguna “lucha”, por ejemplo “la guerra contra las drogas”. A la pregunta de los argumentos para oponerse a la despenalización, descriminalización y legalización de las drogas, las respuestas han sido desde “ese tema preferimos no discutirlo”, hasta “nuestro gobierno es claro en explicar que no apoya esa propuesta”. Pero las razones, argumentos, variables, evidencia, etc., nunca son presentados. De hecho, me alarmó no escuchar las razones por las cuales un ente de gente pensante (conservadores, por cierto) como los de Heritage no tienen suficientes argumentos para una posición que yo creería inteligente y bien fundamentada. Como periodista no me puedo quedar con esas preguntas que son importantes dadas las condiciones en Guatemala, y me refiero al número de muertos, corrupción y dolor que la guerra contra el “narcotráfico” significa. Es una guerra perdida. Es un fracaso. Aquí, en Estados Unidos, donde hace muchos años aprendí que el debate y la discusión son fundamentales para el avance de la humanidad. Algo huele mal en Washington. Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día viernes 11 de mayo 2012.

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