martes, 1 de junio de 2010

Ni Ágatha, ni “A-gatas”


¡Vamos, Guate! Podemos y saldremos de ésta. Dios nos ha bendecido; esta es una Gran Nación.

Estuardo Zapeta

Ni una ni otra: ni nos derribará la tal Ágatha, ni permaneceremos “A-gatas.” Todo lo opuesto: los guatemaltecos somos gente de empuje, de fuerza y de solidaridad (utilizando esa palabreja sin las cargas políticas que hoy implica). NO nos damos ni por vencidos, “y para atrás, ¡nunca!” ni para tomar “avance”. Firmes y adelante, como reza la himnología cristiana.

Los chapines —y me gusta usar esa palabra resemantizada— le echamos ganas al “asuntito” aunque estén tronando la tuzas. Un quiebre de chicharrón no nos amedrenta, sino que nos pone más chispudos, más ¡pilas! Y nos permite echarnos, como dicen los ixchocos, culas unos a otros.

Ese empujón, el de echarnos culas, es el que nos hace grandes, nobles, fuertes. Lloremos, es bueno para el alma, pero que las lágrimas no nublen el camino por el que vamos avanzando.
Lloramos a nuestros muertos, los enterramos, nos encomendamos a Dios, el pueblo nos ayuda solidariamente (otra vez, esa palabra) a salir, y trabajamos más duro, cierto, con la visión en el futuro. Todo lo que se necesita es un empujoncito, de ahí cada uno sabe como “matarse sus pulgas” de la mejor manera.

El pasado puede ser un cómodo sofá donde algunos se queden durmiendo, lamentando y sufriendo; pero para los guatemaltecos trabajadores “el pasado”, aún el reciente, es un trampolín, una fuerza que nos puede catapultar hacia un mejor futuro, uno en el cual nos imaginamos con sonrisas y con optimismo.

No nos durmamos en el pasado, mejor miremos las posibilidades que nos da el futuro.
Y como el futuro es tan incierto, mejor lo empezamos a construir ahorita, sin “fíjese que . . .”, sin pretextos, sin tanta paja, con mucho trigo. El futuro es lo que hagamos hoy, y la incertidumbre es una oportunidad, no el espacio del terror y del temor.

Como nación hemos recibido mucho y muchos talentos y es tiempo de multiplicarlos, no de “repartirlos” como los pesimistas proponen. Es tiempo de “re-sembrar” y cosechar aun donde no hemos sembrado, y de agradecer los “peces y los panes” que Dios nos ha dado.

Fácil es el camino de la desesperación más sencillo todavía es el camino de “no-hagamos-nada”, pero esa no es la ruta chapina. La nuestra es la del optimismo, la de ver posibilidades donde no las hay, la ruta creativa que de una semilla puede alimentar a una Nación.
Las experiencias sólo nos hacen más fuertes, no más vulnerables. “Esta es una gran nación”, digo todos las mañanas en mi programa radial (Contravía en 100.9 FM, en 560 AM, y también en www.libertopolis.com) y esa es la expresión por la cual me reconocen miles de radioescuchas.

Veo a cientos de jóvenes que participan ya en los esfuerzos de resarcimiento a personas y familias dañadas por Ágatha. ¡Esa es mi Nación!

Y cuando la desesperación nos invade, más grande deberá ser nuestra esperanza que siempre saldrá el sol para bañarnos con sus bendiciones; cuando creemos que hemos topado, más grande deberá ser la calma que nos haga ver creativamente las salidas existentes; y cuando sintamos que la única forma de movernos sería “A-gatas”, es cuando más fuerzas debemos sacar para pararnos y correr y volar.

¡Vamos, Guate! Podemos y saldremos de ésta. Dios nos ha bendecido; esta es una Gran Nación.



articulo publicado en el diario guatemalteco Siglo XXI el día martes 1 de junio de 2010

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