viernes, 6 de enero de 2012

“Miercantilismo”, o “crapitalism”

Luis Figueroa

El que “la dirigencia popular” tenga bloqueado el Congreso, sirve a los intereses de los “empresaurios”.

Al sistema económico/político basado en la connivencia del sector público y el sector privado, para aprovecharse del dinero de los tributarios por medio de asignaciones presupuestarias, negocios y transferencias se le llama mercantilismo o crony capitalism. Pero, para referirse a él, más modernas y humorísticas son las voces “miercantilismo” y “crapitalism”.

En eso pensé cuando leí que la nueva Administración apoyará una ley de vivienda. En mayo pasado la Cámara Guatemalteca de la Construcción les solicitó a los precandidatos presidenciales que tomaran en cuenta el negocio de la construcción y que, en sus planes de gobierno, incluyeran programas para destinar dinero de los tributarios para la construcción de 60 mil unidades habitacionales cada año.

A los constructores no se les ocurrió más que jugar la carta del déficit de vivienda y sugerirles a los políticos que, para resolver ese problema, usen el poder de la ley para transferir, forzadamente, recursos de los tributarios hacia sus negocios particulares.

El que “la dirigencia popular” tenga bloqueados –por la fuerza– la novena avenida y el Congreso, sirve a los intereses de los “empresaurios”. En julio pasado, la Asociación Nacional de Constructores de Vivienda pidió un subsidio a las tasas de interés para la construcción de viviendas, acceso a fuentes de financiamiento privilegiadas y la eliminación del IVA para la compraventa de casas…que ellos construyen. Eso, sumado a que los bloqueadores quieren financiamiento fácil para la adquisición de viviendas, es una receta explosiva.

¡Fue así, precisamente así, como empezó la crisis de las hipotecas subprime! ¿Dónde ha estado esta gente que no se enteró? ¿No leen los periódicos? Subsidios, créditos populares forzados y tasas artificiales, fueron caldo de cultivo para la quiebra de bancos y la crisis.

En lugar de más de lo mismo, el sector público y el privado deberían explorar soluciones de verdad. ¿Qué tal una reforma previsional mediante la cual los ahorros de largo plazo sirvan para financiar créditos hipotecarios? ¿Qué tal si, como la mejor política social es un buen empleo, la Administración crea las condiciones institucionales y jurídicas para flexibilizar el mercado laboral? ¿Qué tal si rechazamos el “miercantilismo” y el “crapitalism”.

www.luisfi61.com

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 06 de enero 2012

jueves, 5 de enero de 2012

Eliminemos el ISR


Ramón Parellada

Desde casi su fundación, el CEES (Centro de Estudios Económicos Sociales) ha sugerido y defendido la eliminación del ISR (Impuesto sobre la Renta). Ya el Dr. Manuel Ayau en algunos de los Tópicos de Actualidad y en sus columnas semanales denominadas “Sentido Común” explicaba la razón de ello comenzando por aclarar que en realidad el ISR no es más que un impuesto a los rendimientos del capital.

La lógica atrás de la eliminación de este impuesto es la siguiente. Aparentemente este es un impuesto que afecta a los ricos. Se dice que es justo porque quien más tiene paga más. Es un impuesto progresivo, lo que significa que a mayor base mayor es el porcentaje de pago. Pues bien, no se han analizado bien las consecuencias de a quiénes en verdad afecta. Una cosa es lo que se ve y otra es lo que en realidad ocurre o no se ve, como decía Fréderic Bastiat en uno de sus famosos ensayos.

Lo que no vemos son las consecuencias sobre el crecimiento económico y la creación de riqueza y empleos en el país. En una columna de Sentido Común titulada “¿Quitar o no Quitar el Impuestos Sobre la Renta? publicada el 27 de marzo de 1997 en Prensa Libre, el Dr. Ayau comentaba que el tema no es ideológico puesto, y he aquí la prueba, que la mayoría de países que quieren fomentar las inversiones en alguna las actividad económica ha tomado medidas en el pasado tales como protección arancelaria o creado leyes de fomento como las de la silvicultura, avicultura, generación de energía de fuentes renovables, maquina y hoy en día existen las zonas francas. El tema es que todas estas medidas que no son las más adecuadas tienen como objetivo incrementar el rendimiento a estas inversiones a modo de atraerlas al país.

Cada trabajo que se crea implica una cierta cantidad de inversión de capital atrás. Cuando hay desempleo, esas inversiones permiten reducirlo pero cuando no lo hay entonces esas nuevas inversiones hacen que los salarios aumenten pues compiten por la mano de obra más calificada pero que ya está ocupada trabajando en otras empresas que invirtieron antes. Las inversiones de capital crean así empleos permanentes y pujan los salarios hacia arriba. Mejoran el nivel de vida de los más pobres porque elimina el desempleo y además elevan los salarios. Por ello, el ISR no es un impuesto a los ricos sino a los más pobres. Pero aquí la ideología no deja ver estas consecuencias y los socialistas y algunos que no lo son pero que no se atreven a explicar a fondo estos temas defienden este nefasto impuesto.

¿Cuánto cuesta crear un empleo? En 1997, cuando el Dr. Ayau escribió el artículo mencionado, el monto de inversión variaba dependiendo de la industria y podía ir desde los 60 mil hasta el millón de quetzales. Un promedio realista podría ser en esa época los 200 mil quetzales, pero hoy considero que esa cifra se queda corta dada la inflación que hemos tenido desde entonces y que ha reducido en más de la mitad el valor del quetzal.

Hoy en día, las inversiones de capital fluyen como el agua, buscan su nivel donde hay más rentabilidad y menos riesgo. En Guatemala el riesgo es más alto que en otros países y por ello el rendimiento al capital exigido por los inversionistas debe ser mayor, pero si el gobierno de tajo le elimina una tercera parte de ese rendimiento (31% de ISR) entonces el Gobierno es el causante de que no vengan más inversiones al país.

Este inicio de año es una buena oportunidad para que el nuevo gobierno haga algo que verdaderamente ayude a los más pobres. Eliminemos el ISR y permitamos que vengan los capitales necesarios para que mejore el nivel de vida de todos los guatemaltecos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día jueves 05 de enero 2012.

Diputados mal medidos


JORGE JACOBS A.

Con el fin de año se suele encontraren los medios de comunicación evaluaciones de la labor de los diputados en el Legislativo. Yo considero que esas evaluaciones en general son erróneas ya que miden al Congreso por la cantidad de “leyes” aprobadas y a los diputados por la cantidad de iniciativas propuestas. Esa es una malísima medición e incentiva a los diputados a presentar cualquier mamarrachada que se les ocurra con tal de no aparecer mal calificados.

Por ello no nos debe extrañar que la mayoría de las “leyes” aprobadas tengan serios defectos —por decir lo menos— cuando no ocasionan graves perjuicios a los derechos de los ciudadanos.

Y alguien dirá que “esa” es la labor del Congreso y los diputados: aprobar leyes. Lo cual también es erróneo, ya que esa es una parte de las atribuciones de los diputados, pero no toda. Otro deber que tienen, el cual considero mucho más importante ante la triste realidad de Guatemala, es el de fiscalizar el uso que los funcionarios públicos hacen del dinero de los tributarios. Esa parte la mayoría de la gente parece ignorarla.

En el caso de los diputados, no nos debe extrañar que se hagan los completos locos ante la obligación de fiscalizar, ya que muchos tienen la cola machucada, y si empiezan a hurgar, de seguro se encontrarán con colas de otros sus colegas. En la legislatura que está terminando quedó más que claro que una buena parte del interés —y la inversión— por llegar al Congreso se centra en poder echar mano a muchos millones del presupuesto a través de la ejecución de obras por parte de empresas y ONG vinculadas con los diputados, sus familiares o amigos.

En esta misma legislatura, solo tuvimos unos cuantos ejemplos dignos de admirar de diputadas que intentaron fiscalizar algo de los desmadres que cometió la administración de los Colom. El resto de diputados, bien gracias, prefirieron pasar lo más desapercibido posible, no fuese a ser que se supieran las tranzas en las que estaban metidos.

Ante esa triste realidad, hago un llamado a los medios de comunicación para que se olviden de esa absurda manera de medir a los diputados y les propongo una nueva: que se les juzgue por la cantidad de dinero que encuentren que los funcionarios públicos están robando o malgastando.

Esta creo que es la única forma de alinear los incentivos de la labor de los diputados con algún beneficio real que podamos tener los ciudadanos. De nada nos sirve que aprueben cientos o miles de leyes, si la mayoría solo sirve para fregarnos más. Pero de mucho servirá si encuentran algo de los cientos de millones de quetzales que se pierden anualmente en la gestión poco transparente de los gobernantes.

Y si le quieren dar el “beneficio” de la duda al gobierno que empieza este año, antes de contarle las costillas que se las cuenten al que se va. En los próximos meses tienen que aprobar la ejecución del presupuesto del año pasado, donde de seguro encontrarán muchas cosas anómalas que pueden fiscalizar. Y nosotros los ciudadanos debemos presionarlos para que lo hagan. Y los nuevos gobernantes, que tanto se precian de la transparencia, también debieran presionarlos para que cumplan su trabajo.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 05 de enero 2012

miércoles, 4 de enero de 2012

Educar para la paz


Carroll Ríos de Rodríguez

A través de la historia las diferencias entre pueblos y culturas han propiciado conflictos, abusos y destructivas guerras mundiales.

“La paz, en su sentido más pleno y alto, es la suma y la síntesis de todas las bendiciones,” afirma el papa Benedicto XVI. Mas no basta con deseárnosla al saludarnos, pues los padres de familia y los educadores debemos educar a los jóvenes para la paz. ¿Qué conlleva encarar el reto que nos lanza el Santo Padre con ocasión de la XLV Jornada Mundial de la Paz?

A través de la historia las diferencias entre pueblos y culturas han propiciado conflictos, abusos y destructivas guerras mundiales. Las nuevas generaciones están más conectadas y expuestas a distintas costumbres, y ello coadyuvará a la paz mundial en la medida en que los jóvenes aprendan “el valor y el método de la convivencia pacífica, del respeto recíproco, del diálogo y la comprensión”.

Llama la atención que la solución definitiva del Papa —formar a personas concretas una por una — se ubica en el plano micro, y no en el plano macro-colectivo de manifiestos supranacionales o edictos nacionales.

Aprender a convivir en paz en comunidades plurales implica reconocer, primero, la diversidad como una realidad positiva, y luego asignar valor a la virtud de la tolerancia. Aquellos que tienen costumbres e ideas divergentes de las propias merecen nuestro respeto, siempre y cuando no atenten contra los derechos inalienables de los demás. La tolerancia no riñe con la búsqueda de la verdad sobre la condición humana (ni de la Verdad). No es relativismo. Sí riñe con actitudes y prácticas coercitivas, pues favorece el método de la persuasión.

La exhortación de Benedicto XVI me recordó el libro clásico por Leonard Read, Cualquier cosa que sea pacífica (1898). Para Read, el cometido de nuestra existencia terrena es “expandir nuestra conciencia hasta entrar en la mayor armonía de la que somos capaces con la Conciencia Infinita, o, en términos más seculares, ver qué tanto cada uno puede aproximarse a la realización de esas potencialidades creativas peculiares a su persona, siendo cada uno distinto en este respecto”. De ahí que la paz, la verdad y la libertad se entrelacen: cuando cada cual es libre para perseguir sus metas lícitas, sin irrespetar las del vecino, la sociedad prospera sobre la base de relaciones voluntarias y pacíficas.

En este ambiente florece el ser humano íntegro o incorruptible, comprometido con su conciencia, dice Read. Dicha persona sabe que no puede dirigir la vida de los demás (es humilde), y trata al prójimo como quisiera ser tratado (es justo). Posee un sentido de lo correcto; su “silencio creativo” no llama la atención, aun cuando su conducta es extraordinaria.

Si queremos formar jóvenes íntegros según el perfil trazado por Read, tenemos que educar para la paz y para la libertad, desde la libertad. Son muchos los obstáculos a remover para crear tal clima educativo, pero Read nos alienta: “el arte de llegar a ser se compone de actos de superación. Y transformarse es el propósito primario en la vida; transformarse es, de hecho, iluminación y auto-educación, su propia recompensa”.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 04 de enero 2012.

martes, 3 de enero de 2012

Año nuevo, ¿vida nueva?


PEDRO TRUJILLO

Terminó un año lleno de anécdotas y particularidades, como otros. A ese 2011, sin embargo, hay que agregarle ser el último de la gestión de una saga electa de forajidos y depredadores con sospechosa cara de inocentes. El año nuevo abre una puerta a la esperanza perdida desde hace tiempo. Se acaba el tiempo del tragicómico binomio gobernante y se abrirá un espacio para que otros puedan hacer lo que por tiempo se ha venido esperando. Habrá una oportunidad -posiblemente la última- para componer un país carcomido hasta la médula por la corrupción, el nepotismo, el compadrazgo y el ejercicio institucionalizado y descarado del robo desde la función pública. Debe comenzar una nueva era y enderezar ese rumbo que, cual beodo —qué coincidencia—, no parece encontrar el camino recto.

Es hora de ignorar a personajes oprobiosos desaparecidos, como el trepa e inmaduro de Baldizón, cuyas prefabricadas e infantiles promesas no calaron en una población cansada de mentiras. También de marcarle un outside a la mangoneadora “ex”, a quien la justicia puso en su lugar, no sin que antes despachara caprichosamente algunos cientos de millones en beneficio propio o clientelar.

Momento de señalar a los diputados corruptos que despilfarran con profesional descaro, hacen negocios sucios que nadie denuncia o con silencio cómplice permiten que otros compañeros (as) “honorables” los hagan, sin tener los pantalones —ni las faldas— de denunciarlos por muy buenos y fiscalizadores que se venden de cara a la galería. Hay que devolver las riendas del país donde siempre deberían haber estado: en manos de ciudadanos responsables, y quitárselas a ese grupito de envalentonados, silenciosos y mafiosos que pretenden seguir jugando su partida de ajedrez, sin importarles “los peones” que sacrifican ni los crímenes que consienten con su impasibilidad.

Crearon de prisa y con sorpresa un sindicato en Gobernación, aunque tuvieron cuatro años para hacerlo; duplicaron el sueldo a la contralora; redujeron el horario de los empleados del Ministerio de Economía, dejando la jornada laboral en 6.45 horas, más 1.15 horas para comidas; generaron en Salud el mayor caos de los últimos años; no se sabe a cuánto asciende la deuda flotante; ordenaron cortar el suministro eléctrico en Xela y aledaños, aunque no se hizo efectivo; duplicaron la deuda pública; redireccionaron —con el habitual descaro— dinero sobrante de otras dependencias para difundir más propaganda mentirosa que amortigüe la fenomenal pitada que se escuchará el día 14 cuando dejen el poder, y casi todo eso en el último mes del año. No solo han sido nefastos, estériles e inútiles manifiestos, sino que ahora muestran el lado habitual de la agresividad y de la venganza y no cejan en empedrar el camino para frenar a los que vienen poniendo obstáculos en todas las dependencias que pueden.

La vida nueva que deseamos, nadie —que no seamos nosotros mismos— nos la dará. Inútil esperar a un salvador, un caudillo o un príncipe. No aparecerá más que el sapo de costumbre que, aunque lo besemos, seguirá siendo batracio con diferente grado de repugnancia y con capacidad de saltarse los obstáculos legales. No perdamos otra oportunidad, sería catastrófico y diría muy poco de nosotros. Tomemos las riendas del destino y despidamos a los delincuentes como se merecen, con silbidos, abucheos, críticas y, sobre todo, con el Código Penal, que parece que comienza a tomar protagonismo en el país y a poner entre rejas a criminales. ¡Feliz 2012!.., para algunos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes03 de enero 2011.

El año del Patriota


JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Dice el refrán: “Ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que se te cumpla”. Pues los deseos del electorado y del general Otto Pérez se han cumplido. Ahora comienza, nuevamente, ese inevitable proceso de “contraste con la realidad”. La campaña termina y la gestión del nuevo gobierno comienza. Mi consejo: bajen sus expectativas o tendrán una gran desilusión. Desde el primer gobierno de la “era democrática” hasta el “gobierno de solidaridad”, los ciudadanos han quedado desilusionados de sus gobiernos.

Algo pasa entre las elecciones y el último año de gobierno que el partido oficial ha sido incapaz de reelegirse. Peor aún, las pugnas provocadas luego de la derrota oficial normalmente condenan al partido de gobierno a una segura decadencia. ¿Qué suerte tendrá el Partido Patriota?

Otto Pérez es una persona con la experiencia y capacidad para realizar una brillante gestión gubernamental. Su carrera militar y política está llena de logros que auguran un liderazgo capaz. Ello le ha permitido atraer personajes para formar un gabinete de profesionales que, en general, tienen cartas de presentación que hablan de sus méritos personales. Sin embargo, no hay forma de estar preparado para los grandes retos que nos esperan.

El reto de la corrupción. Es el más difícil de todos los retos porque los guatemaltecos hemos adoptado una cultura de corrupción. Copiar en los exámenes, evadir impuestos, mentir en el trabajo, robar del erario nacional. Debemos erradicar ese vicio en nuestros hogares y luego en nuestro gobierno. Roxana Baldetti tiene una gran responsabilidad por delante. El Congreso, el Ejecutivo y el Judicial son ramas del Estado notoriamente corruptas.

El reto de la deuda. La deuda pública se convertirá pronto en un lastre tan pesado que se traerá abajo el tan necesario crecimiento económico. Para tomar las riendas de esa bestia, el Gobierno debe racionalizar su gasto público y congelarlo en los niveles actuales por cuatro años. Si nosotros creemos que podemos seguir con ese desorden en las finanzas públicas, nos llevaremos una gran desilusión pronto.

El reto de la pobreza. La pobreza no se soluciona redistribuyendo la riqueza, sino promoviendo la inversión privada. Creo que Otto Pérez lo tiene claro, pero tiene que sonar lo suficientemente convencido para realizar reformas que reduzcan la incertidumbre en nuestra economía. No hay cosa más incierta que sus intenciones fiscales. Si sigue la receta de El Salvador o Costa Rica, aumentando impuestos, reducirá nuestra capacidad para atraer nuevas inversiones y, con ello, dejaremos pasar la oportunidad de reducir la pobreza… De nuevo.

Ninguno de los retos anteriores será superado durante la gestión del general Pérez. Sin embargo, los electores esperan que así sea. Por ello, mi consejo: bajen sus expectativas. Las naciones prosperan cuando toman las medidas correctas, de manera consistente, a lo largo de toda una generación. Ese, obviamente, no ha sido, pero sí puede ser el caso de Guatemala. Pronto veremos si el general arranca por el camino correcto.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 03 de enero 2011.

“El Orden Espontáneo”


Estuardo Zapeta

Con estudiantes hacemos un ejercicio acerca de la conducta y las decisiones humanas a partir del “individualismo metodológico”, como lo describe Krause.

Con los estudiantes de la Universidad Francisco Marroquín, hace años, y ahora con estudiantes de la Universidad San Pablo de Guatemala, hacemos un ejercicio acerca de la conducta y las decisiones humanas a partir del “individualismo metodológico”, como lo describe Krause.

El ejercicio consiste en hacer una serie de viajes –a veces sólo dos, a veces cinco—a “Mercados Rurales” y “Mercados Informales”, como he denominado a estas expresiones de verdadera “Empresarialidad” y “Liberalismo”, como hace muchos años me lo enseñó el recordado Dr. Ayau, el Muso.

Almolonga, Tecpán, San Francisco El Alto, Sololá, Teculután, Chupol, San Juan Sacatepéquez, La Terminal, y la Cenma, han sido parte de esas exploraciones, cuyo objetivo es interactuar, conocer, e identificar en situaciones reales las decisiones económicas, de relaciones sociales, y empresariales que toman los guatemaltecos a diario.

De hecho, algunas tesis han tenido su raíz en esos viajes, y a mi memoria viene, por ejemplo, la de Carlos Mendoza, quien impresionó siempre por su superior capacidad intelectual, su “olfato” para la investigación de campo, y por comprender las aplicaciones de los principios económicos a las relaciones sociales en ambientes rurales Kaqchikeles como Tecpán, o Comalapa, y cuyo eje de análisis no es “el dinero”, sino las decisiones humanas.

Y el reciente artículo de uno de los observadores más grandes precisamente de esos fenómenos, un gran Liberal, con los ojos en la experiencia humana, sea la señora que vende atol, el chiclero, el cebollero, o el tomatero, apunta en esa dirección.

Y quien más que el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, para contarnos esa experiencia en El Orden Espontáneo, su columna en El País (http://www.elpais.com/articulo/opinion/orden/espontaneo/elpepiopi/20111 231elpepiopi_11/Tes).

Baste con citar un par de líneas de este artículo para comprender su impacto: “Los empresarios y comerciantes del barrio limeño de Gamarra son unos liberales que desconfían del Estado y del Gobierno. Esa zona es un paraíso de la informalidad y el capitalismo popular”.

Vargas Llosa concluye este ilustrador artículo con una gran lección política: “¿Por qué el presidente Humala tomó distancia de Hugo Chávez y adoptó las políticas de Brasil, Uruguay o Colombia? Más que por una conversión ideológica, por una percepción clara de la realidad: porque, para que sea posible la inclusión social que es su objetivo primordial, es indispensable que haya riqueza y empleo y para ello no hay otro camino que el que siguen los hombres y las mujeres de Gamarra. Estos descubrieron por medio de su experiencia algo que todavía muchos dirigentes de la izquierda, cegados por la ideología, se niegan a aceptar: que el verdadero progreso social no pasa por el estatismo ni el colectivismo -inseparables a la corta o a la larga de la dictadura- sino por la democracia política, la propiedad privada, la iniciativa individual, el comercio libre y los mercados abiertos.”

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día martes 03 de enero 2011.