jueves, 16 de diciembre de 2010

Camino errado

JORGE JACOBS A.

Hace unos días, con bombos y platillos, los diputados aprobaron la Ley de Extinción de Dominio (LED), luego de que el embajador de Estados Unidos les jalara las orejas. Este es un paso más en ese inexorable camino hacia la servidumbre, la “extinción” de los derechos y la pérdida de la libertad en el que el pragmatismo y la ignorancia de los gobernantes, de aquí y de todas partes, nos han sumido.

Ante la imposibilidad de hacer entrar en razón a los políticos, tengo la conciencia limpia de que durante mucho tiempo advertí sobre las consecuencias “no esperadas”, pero muy probables de tan absurdas decisiones.

Cuánta razón tenía Henry Hazlit al enunciar su “lección”: En todas las decisiones de políticas públicas hay que analizar no solamente el efecto que tendrán sobre un grupo específico de personas en el corto plazo, sino el efecto que tendrán sobre todas las personas en el largo plazo. Si tan solo eso aprendieran las políticos, viviríamos en un mundo muy diferente; lamentablemente, la percepción errada de la mayoría —y no solo de los políticos— y los intereses de unos pocos prevalecen casi siempre en la toma de decisiones públicas.

Según la corta vista de los diputados y muchos ingenuos coristas, con esta ley se va a perseguir “solo” a los narcotraficantes y demás miembros del crimen organizado, se les van a quitar sus “cosas” y eso hará que el narcotráfico y el crimen organizado ya no sean rentables en Guatemala y quizás los pobrecitos emigren y se vayan de mojados a otra parte.

La triste realidad es otra. No profundizaré en los derechos y principios constitucionales que esta legislación viola flagrantemente, porque ya lo he hecho. Pero si eso no fuera suficiente, veamos cómo ha “funcionado” en otras partes. El ejemplo que ponen para justificar dicha ley es el de Colombia. Dicen que allá ha funcionado muy bien y que es herramienta crucial para acabar con el narcotráfico allá.

Pues bien, ni se ha acabado con los narcos allá—¿de dónde cree que sigue viniendo buena parte de la droga que pasa por Guatemala en camino hacia Estados Unidos?— y lo que sí han logrado es un ente altamente corrupto que administra los bienes “extinguidos”. Un reciente reporte de The Economist cuenta la corrupción que se ha dado en la administración de los bienes incautados bajo la LED de allá, especialmente durante la administración de Uribe, al grado que una de las primeras acciones del actual presidente Santos fue cambiar a los altos mandos de la institución. Así que aguas con quienes “administrarán” los bienes.

Regresando al consejo de Hazlitt. Aunque sus ponentes digan que esta ley es la panacea para combatir el crimen organizado, el resultado más probable es que no vaya a ser tan efectivo en ese sentido, pero el problema principal es que abre la puerta para que cualquiera con algo de poder utilice mecanismos “legales” para perseguir a otros, sea por la razón que sea.

Según los ingenuos diputados, ellos ya se libraron de esa posibilidad porque eliminaron algunos de los delitos relacionados con la administración de bienes públicos de la ley. Lo que no se fijaron es que muchos otros de los delitos listados fácilmente se les pueden aplicar. Al fin y al cabo, la LED es tan absurda que no importa que uno sea inocente y así lo diga un tribunal, de todos modos le pueden quitar sus cosas.

Este no es el camino para acabar con el narcotráfico. La única forma es legalizando el uso de las drogas. Pero claro, eso le arruina el negocio a muchos de los mismos políticos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día jueves 16 de diciembre 2010.

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