Ramón Parellada
Es obvio que hay un grupo de gente que no quisiera que existieran las minas. Gente que está en su legítimo derecho de expresar su opinión y sus argumentos por lo cual preferirían un mundo sin minas. Bien, esto lo acepto. Lo que no me parece es que se manipule la información para que con mentiras o verdades a medias, se cree en la población una idea errónea sobre el tema minero.
Esto lo digo porque recientemente vi cómo en la segunda plana de uno de los matutinos de Guatemala (Prensa Libre, del 24/03/11), se leía el siguiente titular de una nota periodística: “Accionistas exigen el cierre de la mina Marlin”. Y además, en letras más pequeñas, en el encabezado, se lee: “Inversionistas de Goldcorp proponen votar por suspensión”.
Si uno se queda sólo con el título y no lee más, se lleva la impresión de que los accionistas llegaron a un acuerdo para cerrar la mina. Pues resulta que en la nota se lee más adelante que fueron dos de los dos mil accionistas que tiene Goldcorp quienes hicieron esta petición. No queda claro en esta noticia qué porcentaje de acciones representan estos dos accionistas ni quiénes son.
El asunto es que la noticia es una nota periodística que me parece manipulada y sesgada. Goldcorp es una empresa pública, o sea que cualquiera puede comprar acciones. Podrían comprarlas incluso los ambientalistas contrarios a la misma para hacer presión y cabildeo dentro de la misma empresa.
Pero aprovechando esta noticia que pareciera venir de quienes se oponen a la minería me pregunto, ¿qué pasaría si no tuviéramos minas? Y se me ocurre pensar que en primer lugar no tendríamos periódicos donde escribir nuestros artículos de opinión, ya que toda la maquinaria que utilizan los periódicos desde su equipo de preprensa y posterior impresión son de metal, cerámica y productos que han sido fabricados con máquinas que también son de metal. Todo esto proviene de minas de metales de hierro que luego son transformados en aceros especiales en otras empresas que utilizan otras máquinas, que también son de metal.
Además, muchas de las tintas tienen componentes metálicos, aunque la tendencia ha sido a disminuir algunos, pero no todos, porque el negro del humo y el óxido de titanio se siguen utilizando como fuente de pigmentación para los colores negro y blanco, respectivamente. No digamos otros colores que también han sido sustituido con algunos colorantes orgánicos que se fabrican en empresas que usan maquinaria metálica para su preparación.
¿Y qué de la energía eléctrica desde su producción hasta su transporte? Cuánta maquinaria no se ha utilizando para la fabricación y generación. No tendríamos cables para la trasmisión de la misma. No se podría escribir de noche ni de madrugada como lo hacemos algunos columnistas, pero tampoco habría podido escribir el autor de la nota periodística que estoy comentando. No tendría computadoras y si regresamos a tecnología que hoy es casi obsoleta, tampoco máquinas de escribir. No tendríamos bolígrafos, y aunque usted no lo crea tampoco lápices. A este respecto, recomiendo ver el artículo “Yo, el Lápiz” de Leonard Read y que fue popularizado en un video por el premio Nobel de Economía Milton Friedman.
No podríamos transportarnos en automóviles; tampoco usaríamos joyas de metales preciosos como el oro y mucho menos tendríamos los beneficios que prestan para la vida todos esos materiales metálicos que hoy en día nos hacen la vida más cómoda. Viviríamos en la época de las cavernas, la mortandad sería mucho mayor y la pobreza, desgarradora y mucho más generalizada.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día jueves 31 de marzo 2011.
jueves, 31 de marzo de 2011
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