Federico Bauer Rodríguez
La búsqueda del bienestar cortoplacista que sale caro.
El sistema de banca central, hermano de la planificación central, permite a los gobiernos incrementar la emisión monetaria y además manipular las tasas de interés con el fin de adaptarlas a sus proyectos políticos.
Los tres motivos principales de la expansión monetaria han sido el financiamiento de los proyectos bélicos, el financiamiento del Estado benefactor, y el estímulo de la economía con el fin de reducir el desempleo.
Los bancos centrales además manipulan el crédito por la vía de la compra de obligaciones del tesoro –para reducir las tasas de interés– o la venta de esas obligaciones –para incrementar las tasas.
Las consecuencias de la expansión monetaria son: el incremento de la tasa de inflación y la formación de burbujas especulativas en algunos sectores de la economía. Actualmente estamos viendo precios récord en los metales preciosos, oro y plata, además de alzas en los cereales, y en otros commodities como el petróleo, la azúcar y el café.
Este siglo hemos presenciado la burbuja de las acciones tecnológicas y la de los mercados inmobiliarios, en adición a las mencionadas anteriormente.
Las motivaciones de manipular las tasas de interés a la baja son principalmente: rentabilizar los proyectos, con el fin de estimular la generación de plazas laborales, y abaratar el servicio de la deuda pública.
Desafortunadamente, el bienestar cortoplacista que se logra con la manipulación del dinero y del crédito, pronto se ve acompañado de consecuencias colaterales que han derivado incluso en rebeliones populares y en la destrucción del Estado de Derecho.
El alza de los precios de la canasta básica, muchas veces los gobiernos la combaten con precios tope, lo que fomenta el mercado negro, escasez, y precios todavía más altos en esos productos.
Las políticas de “dinero fácil” siempre “calientan” las economías, en el mediano plazo, y propician un alza en las tasas de interés, con las siguientes consecuencias: los proyectos marginales dejan de ser rentables y tienen que cerrar causando despidos; los consumidores que adquirieron, con crédito barato, bienes duraderos de uso personal, principalmente casas y autos, ya no pueden pagar las cuotas más altas incrementando la morosidad en las instituciones de crédito que tienen que ejecutar las garantías.
Este siglo en los EE.UU. se dio un programa de expansión monetaria y reducción de las tasas –cortesía de Alan Greenspan– con el fin de contrarrestar los efectos de 9/11 que derivó en la crisis hipotecaria. Las grandes instituciones financieras globales, públicas y privadas, se unieron a este sistema financiero, semejante a un gran casino, que tuvo como consecuencia la crisis global del 2008.
Los gobiernos más ricos y poderosos entraron en una competencia, para componer la situación, de emitir más dinero, creando la expansión monetaria más grande de la historia.
Como en la crisis (reality checks) salen a relucir las debilidades financieras de los que han abusado del crédito con el fin de financiar sus desequilibrios fiscales, algunos países como Grecia, Portugal y España –todos con gobiernos socialistas– tuvieron que ser asistidos por sus socios ricos de la UE con el fin de evitar el descalabro de la zona Euro.
Actualmente las bolsas de valores se han recuperado y existe cierto optimismo, pero el precio de los cereales a niveles récord, y del petróleo a niveles altos, están causando turbulencia política en muchos países del mundo.
Estoy seguro que todavía no hemos sufrido la secuela del tsunami financiero causado por la manipulación del dinero y del crédito más grande de la historia humana.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "El Periodico", el día jueves 17 de marzo 2011.
jueves, 17 de marzo de 2011
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