Suger es el único con la capacidad —y con la obligación, por ende— de fijar el listón del debate.
Suele decirse que si tus competidores tienen mejores vendedores que tú, importa menos qué tan bueno sea tu producto. Me parece que eso es aplicable a la carrera presidencial actual: hay que reconocer que los llamados “punteros” de encuestas, Pérez y Torres, están más articulados que Suger, el candidato que ocupa el tercer lugar. Con lo de articulados me refiero a que la tienen mucho más fácil en cuanto a discurso. Porque es mucho más sencillo salmodiar “mano dura, cabeza y corazón” o “solidaridad, solidaridad”, que intentar explicar por qué la propia candidatura es diferente a las demás.
No requiere mucha cabeza —de hecho nada— ni dotes de persuasión, subirse a una tarima y repetir “con carácter y decisión bla bla bla”, o “en este morral de la esperanza van sus necesidades, pobretones” (sin decir la última palabra, por supuesto). Pero aunque los políticos tienden a pensar que la gente es estúpida, afortunadamente no es así, y se pregunta qué significa exactamente eso del carácter y la decisión, y si el puñito derecho en alto le confiere algún sentido a la frase. O se ríe de la bolsa de lazo llena de papelitos que cuelga del cuello de la mujercita que habla a trompicones. Pero las caras escépticas y las sonrisas burlonas no impiden el discurso. ¿Por qué habrían de hacerlo, si precisamente lo articulado de esos candidatos está en lo elemental, lo repetitivo, lo burdo?
De todos modos, aunque quisieran, la verdad es que ni Pérez ni Torres podrían con algo más elaborado. Fue muy vergonzoso el intercambio de acusaciones con que nos obsequiaron en un programa de Radio Sonora. Muero por verlos, por oírlos más bien —las borricadas se oyen, no se escuchan—, en el panel de finales de junio que han organizado en la CIG y que transmitirá la cadena CNN. Debo admitir, sin embargo, que me dará pena por mi país, sobre todo si invitan a Baldizón. ¿Presentará sus tiras cómicas sobre los valores familiares? ¿Gritará sus frases hechas como suele, o exigirá que se le llame “doctor”? Dime de qué presumes y te diré de qué careces, debería recordarle su abuelita si la tiene.
De la caterva de aspirantes “punteros” (hablemos de cinco o seis), Suger es el que carga con la obligación de establecer la altura del listón del debate. Lo peor que podría hacer es intentar “ser articulado” en el sentido de abajarse a la altura de sus contrincantes, porque con la talla de éstos aliviados estamos, con la excepción de Caballeros, con todo y el dejo mesiánico de su época de mega pastor. Pero aun con su falta de simpatía es preferible que se le invite a él y no a De Arzú, pues ya bastante vergüenza pasaremos los guatemaltecos con la exhibición en junto de Pérez, Torres y Baldizón, como para que una pobre señora sin luces vaya a decir cosas como que Dios está triste y que por eso ella aceptó ser su gobernante.
Es una pena que Zúñiga y Torrebiarte estén relegados a posiciones marginales, pues igual que Suger tienen ideas claras y coraje para exponerlas. Supongo que no serán invitados, por su posición hasta ahora en últimos puestos de las encuestas. Es verdad que no se vota por encuestas sino por candidatos, pero ante la más de una docena de estos, hay que seleccionar los primeros aunque sea por sentido de la economía.
Bien, la fiesta ya empezó. Veamos ahora quién baila más.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día viernes 03 de junio 2011.
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