miércoles, 18 de mayo de 2011
Empleo y capital humano
Verónica Spross de Rivera
Los jóvenes guatemaltecos que ingresan a la fuerza laboral están en desventaja respecto de sus vecinos, ya que mientras los guatemaltecos mayores de 25 años tienen en promedio 5 años de escolaridad, en El Salvador cuentan con los 7 años de escolaridad y en Costa Rica están alrededor de 8. Además, el nivel de aprendizaje y preparación al concluir la secundaria es deficiente en nuestro país. Solamente uno de cada 10 graduandos sale preparado para ir a la universidad.
Llama la atención el hecho de que a pesar de haber partido de un punto similar hace dos décadas, el progreso educativo en Guatemala ha sido más lento que en El Salvador. Ello permite concluir que la continuidad en las políticas y programas educativos positivos es importante. Si hubiéramos seguido las estrategias de El Salvador, que se han aplicado durante varios períodos de gobierno, nuestra población que ingresa a la fuerza laboral tendría por lo menos un año más de escolaridad.
El reciente informe presentado por el Banco Mundial desnuda nuestra realidad con bastante crudeza, mostrándonos que los avances en la cobertura de la primaria no son suficientes. El estudio nos alerta sobre la necesidad urgente de fortalecer la formación del recurso humano, capacitando a los jóvenes que pronto se integrarán a la fuerza laboral, ampliando así las oportunidades de atraer inversión y generar empleos de calidad.
Necesitamos fortalecer la educación secundaria. Indicó la expositora, señora Bashir, que una alternativa para ampliar la cobertura en ese nivel es otorgar becas a los jóvenes para ir a las escuelas privadas. Lo importante es decidir los objetivos, es decir, dónde va a estar Guatemala en diez años. Debemos plantearnos la meta de que todos los jóvenes completen los 12 años de escolaridad para el 2021. Además, es necesario fortalecer la adquisición de destrezas para el trabajo o capacitación técnica. Aunque el Intecap tiene algunos programas de formación secundaria con una especialidad técnica, sus esfuerzos se centran en los trabajadores del sector formal de la economía. El programa de estudios debe tomar en cuenta los requerimientos del sector productivo y generar capacidades como trabajo en equipo y facilidad de adaptación al cambio. Los empleos de hoy no son los mismos que se generarán en 10 años.
Además de definir los objetivos de largo y mediano plazo deben plantearse las estrategias para alcanzarlos y los recursos requeridos. El problema educativo es tan grande que no puede quedar únicamente en manos del Gobierno. Es tarea de los diversos sectores plantear cómo avanzar en los próximos años. El esfuerzo de largo plazo debe trascender gobiernos.
El fortalecimiento de la secundaria pasa por evaluar las competencias de nuestros docentes. Los requerimientos de profesionalización docente son urgentes no sólo en la primaria sino también para los profesores que imparten clases en el ciclo básico y en el diversificado. La falta de dichos requerimientos incide en la falta de calidad y de aprendizajes en el sistema educativo.
Ampliar las oportunidades reales de los jóvenes de poder obtener un empleo adecuado, sin tener que emigrar a un país más desarrollado, implica claramente la necesidad de fortalecer la educación secundaria. La mayoría de jóvenes debe inscribirse, permanecer, concluir y aprender lo necesario para un buen desempeño en su vida y en el mundo laboral. Estamos rezagados, pero la buena noticia es que, si se toman las acciones necesarias, aún se puede acelerar el ritmo de mejoría tanto en cobertura como en calidad de la educación. Lo que no se puede es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 18 de mayo 2011.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario