Ramón Parellada
“El límite mínimo de la remuneración del trabajador está impuesto por la competencia entre empresas o sea, lo que puede pagar el resto de empresas…”
De una forma u otra, todos somos trabajadores. Cualquier persona que desempeña un trabajo y recibe una remuneración o salario por el mismo es un trabajador. ¿Cómo se determina este emolumento?
La remuneración no significa que me convierta en una mercancía como trabajador sino que soy un ser con dignidad, talentos y habilidades para intercambiarlas por algo que en un momento valoro más para mí y mi familia que la alternativa que sería hacer nada. Este intercambio lo hago libre y voluntariamente, para cooperar pacíficamente en un proyecto mayor con otras personas que aportan las ideas y el capital a modo de producir los bienes y servicios que como consumidores demandamos.
En economía, la remuneración ha sido estudiada a fondo y se ha determinado que la misma depende de la productividad marginal del trabajador. Este término que parece complicado de entender, no es más que lo que el último trabajador contratado produce. El empresario puede pensar si contrata a un trabajador más o no, dependiendo del análisis que haga del valor de lo que producirá y lo que tendrá que pagarle.
No puede pagarle más del valor de lo que produce y tampoco menos de lo que la competencia paga. De esta cuenta, que en economía se vea como un asunto eminentemente técnico el que exista un límite máximo y uno mínimo (no salario mínimo por decreto) para la remuneración del trabajador; límites que son fijados por las condiciones de demanda —productividad marginal causada por el capital invertido— y oferta de mano de obra o trabajo —cantidad de personas queriendo trabajar—.
El límite máximo de esta remuneración es lo que vale el producto excluyendo capital y materias primas. Supongamos que estamos produciendo un bien que solamente tiene mano de obra. La gente desea este producto y está dispuesta a pagar hasta Q100 por el mismo. Este sería el límite máximo que el empresario puede pagar al último trabajador contratado. La productividad marginal del trabajador sería lo máximo que el último trabajador contratado puede producir y cuyo valor no puede pasar lo que la gente estaría dispuesta a pagar. Si el trabajador quisiera que le pagaran Q120 por fabricar ese producto, entonces el empresario no lo contrataría.
El límite mínimo de la remuneración del trabajador está impuesto por la competencia entre empresas, o sea, lo que puede pagar el resto de empresas, con todas sus máquinas y herramientas, que demandan mano de obra. Si yo quiero pagar Q50 pero la competencia paga Q75, entonces tendré que pagar como mínimo Q75 para poder conseguir trabajadores.
Así, el salario del trabajador depende de la productividad marginal y de la cantidad de empresas que demandan sus servicios.
Notemos que el trabajador recibe su remuneración puntualmente cada semana o cada quincena o mes, y es posible que el producto que está ayudando a producir aún no se venda. Un ejemplo en una línea larga de producción es la de aquel trabajador que pone tornillos en una carrocería de un automóvil. El producto terminado es el automóvil y se terminará de fabricar varios meses después de haber puesto ese tornillo. El cobro por la venta de este automóvil podría tardar dos o tres años si es que el automóvil se vende a crédito. Y, mientras tanto, el trabajador no deja de recibir puntualmente la remuneración por su servicio.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XXI", el día jueves 03 de febrero 2011.
jueves, 3 de febrero de 2011
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