jueves, 22 de marzo de 2012

“¿Alcanzar el desarrollo en 2036?”


Ramón Parellada

Unos países han logrado su desarrollo económico con la evidente reducción de la pobreza pero nosotros seguimos por la ruta equivocada. Gente bien intencionada de todos los sectores cree que el gobierno es la solución y proponen constantemente leyes y regulaciones que al final impiden el crecimiento.

Esa mentalidad socialista que considera al ser humano incapaz de actuar libre y responsablemente nos mantiene pobres. En Guatemala tenemos un exceso de leyes y regulaciones que complican la innovación y la creatividad de sus habitantes, frenan las inversiones, la creación de empleos y provocan un mega-gobierno que cada día crece y se endeuda consumiendo los recursos que de otra manera serían invertidos productivamente.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Producto Interno Bruto per cápita (todos los bienes y servicios producidos en un año en términos monetarios, por habitante) ajustado por la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA o en inglés PPP) de Guatemala es de $.5,033. En 1,980 era mayor en casi US.$.200.00 o sea que aún no hemos recuperado el nivel que teníamos hace 32 años. A modo de comparación, el de los países avanzados anda, en promedio, en $39,217, es decir, 8 veces mayor al nuestro.

Entre los años de 1995 y 2008, Guatemala tuvo un crecimiento anual del PIB en promedio y en términos reales de un 3.8%. El mismo crecimiento per cápita, es decir, por habitante, se redujo a 1.4% anual. Si queremos alcanzar el nivel que tienen los países avanzados siguiendo con la misma inercia que llevamos, las mismas políticas de los últimos años, más regulaciones, más intervenciones, con suerte podríamos lograrlo en el año 2160. Ni Ud. ni yo ni nuestros hijos y ni siquiera nuestros nietos podrán gozar de una Guatemala próspera si seguimos así.

Si seguimos haciendo más grande al Gobierno, lo lograremos en detrimento del crecimiento económico y por consiguiente seguiremos como estamos. Un Gobierno grande con muchas funciones que no sean las de garantizar la vida, la libertad y la propiedad a través de una efectiva y eficiente administración de la justicia y un buen sistema de seguridad nos permitirá crecer a un ritmo mayor. Imaginemos que se hubiera logrado un crecimiento del 8% del PIB per cápita anual desde 1980. Hoy estaríamos al nivel de los países avanzados. Pero no, más bien retrocedimos.

Si Guatemala lograra un crecimiento del PIB per cápita del 10% anual en promedio, entonces alcanzaríamos el nivel que tienen los países desarrollados en el año 2036, es decir, en apenas 25 años. Y esto si lo veríamos.

¿Se puede lograr? Por supuesto que sí, pero tenemos que cambiar esa mentalidad anticapitalista que nos mantiene en el atraso perpetuo. Es esa mentalidad socialista que considera que todo debe ser regulado, hasta la forma en que respiramos, que se deben impedir las inversiones extranjeras, especialmente en minería e hidroeléctricas, que la propiedad privada es un robo y un impedimento para el progreso, que las empresas grandes deberían ser propiedad estatal, que los impuestos deben ser altos y progresivos, que para todo se debe otorgar un permiso y así una serie interminable de acciones cuyas consecuencias son siempre contrarias a las intenciones.

El crecimiento económico es producto del capitalismo. Hay evidencia que demuestra que al dejar al ser humano en libertad, su capacidad creativa consigue transformar el mundo en uno mejor, con mayores ingresos económicos para todos, pero a la vez con mejores condiciones y calidad de vida que se miden con cualquier índice de desarrollo humano donde los países avanzados y desarrollados también nos llevan una enorme ventaja.

Artículo publicado en el diario guatemalteco Siglo 21, el día jueves 22 de marzo 2012.

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