Carroll Ríos de Rodríguez
Dedico este espacio al Premio Nobel en Economía de 1991, de quien hemos aprendido mucho.
A fin de mes cumplirá 100 años el economista británico Ronald Coase. Ha vivido la mayor parte de éstos (59, para ser exactos) en su país adoptivo, Estados Unidos. En septiembre, su influyente artículo The Problem of Social Cost cumplió 50 años. En aras de estos dos aniversarios, dedico este espacio al Premio Nobel en Economía de 1991, de quien hemos aprendido mucho.
Coase plantea un discernimiento sencillo con consecuencias profundas: nos llevamos mejor unos con otros cuando sabemos qué podemos esperar de los demás. En términos coasianos, este conocimiento se describe como “derechos de propiedad claramente definidos”. Otros lo llamarían “reglas del juego”. Según el autor, lo relevante es que las reglas sean precisas y conocidas. Muchísimos conflictos tienen sus raíces en la indefinición de los derechos.
Cuando los sistemas socioeconómicos y políticos son inestables, cuando un gobernante goza de poder arbitrario, cuando las reglas son maleables y reina la impunidad, podemos anticipar mayores índices de conflictividad. A la inversa, las personas que se sienten afectadas por las acciones de otros (externalidades) pueden suscribir acuerdos mutuamente ventajosos, por su cuenta, independientemente de quién tenía derecho a qué en el punto de partida. El autor anticipa que la propiedad cambie de manos merced a las transacciones libres y voluntarias basadas en este conocimiento; se reasigna así hacia destinos cada vez más productivos. No hay mercados sin derechos de propiedad.
Los arreglos suscritos no dependen sólo de la clara definición de derechos, sino de los costos asociados con el proceso de negociación. Éstos serán mayores entre más obstáculos enfrentemos, o entre más personas deban ponerse de acuerdo. Es más factible que lleguemos a acuerdos en un escenario de costos bajos.
Se ha criticado a Coase de caer en dos posturas extremas: ya sea imaginar un mundo tan entrampado por los costos de transacción que sea siempre necesaria la intervención gubernamental para salir adelante, o, por el contrario, un mundo armonioso con cero costos de transacción. Ni una, ni otra. Sobre el escenario con cero costos, Coase aclara que “nada pudiera ser más alejado de la realidad. Ese es el mundo de las teorías económicas modernas; yo tenía esperanzas de persuadir a los economistas de abandonarlo”.
Tampoco luce razonable pensar que Coase pretendiera justificar una incesante intervención gubernamental, pues reconoce que la misma regulación, sobre todo la engorrosa y burocrática, eleva los costos de transacción.
¿Qué tal si leemos al premio Nobel en clave del principio de la subsidiariedad? Los resultados de mercado no serán perfectos y siempre implican costos, pero los arreglos privados tenderán a ser, en general, más prontos y eficientes. Requerimos marcos institucionales y jurídicos que faciliten a las personas resolver sus propios problemas. Solamente después entran a batear los arbitrajes, las cortes y por último el Gobierno, que será el último recurso.
Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo XX". el día miercoles 15 de diciembre 2010.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
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