martes, 20 de julio de 2010

¿Europa o Estados Unidos?


La reciente reunión de los países que integran el llamado G20 ha puesto dos visiones en contraste. Por una parte la europea, que, finalmente, se ha dado cuenta de que sus estados benefactores son insostenibles y van por la contención del gasto público.
JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Por otra, la de Estados Unidos, que cree que es posible continuar gastando para salir de la recesión. Mientras unos vienen de vuelta, otros van. Los estadounidenses deben prepararse para una fuerte desilusión.

Crear un Estado benefactor no es una decisión económica. Es una decisión política sujeta a las realidades económicas. Los griegos se creyeron europeos cuando ingresaron en la Comunidad Económica Europea, pero se les olvidó adquirir la productividad de los alemanes. Sus generosos beneficios sociales, especialmente para los funcionarios públicos, se crearon por decreto, no por productividad. Es el mismo camino que siguieron otros países como España. El “modelo europeo” fue la envidia y la aspiración de muchos. Una generación después, la realidad se hace presente y el modelo se vuelve insostenible.

EUA siempre fue un país industrializado criticado por no ofrecer beneficios sociales similares a sus colegas europeos. A cambio de esa flexibilidad económica, el modelo estadounidense mantenía menores niveles de desempleo y mayores tasas de crecimiento económico. Hasta que llegó la crisis financiera y, ahora, el presidente Obama introduce más gastos, más prestaciones y beneficios sociales para parecerse a Europa. Así que se da la paradoja de que mientras Europa trata de corregir sus errores, EUA insiste en ir por esa senda.

La prosperidad se basa en la productividad. Las prestaciones sociales por decreto se basan en la esperanza de que siempre “alguien más” aguantará la carga y pagará por los beneficios que otros reciben. La experiencia nos dice que todo tiene un límite. Grecia, España, Portugal y otros países lo descubrieron relativamente pronto. Alemania, prudentemente, está deteniendo esa fiesta de gasto público. Ahora, injustamente le echan la culpa de ser la causante de una recesión producto de la irresponsabilidad de otros. EUA ha elegido el camino equivocado. Obama cree que el gasto público es fuente de prosperidad y gasta como nunca antes. Quizás pase menos de una generación para que los estadounidenses se den cuenta de que la deuda creada debe ser eventualmente producida y pagada. Es una irresponsable apuesta.

La lección para nuestros países es clara. La decisión política de crear prestaciones sociales generosas será sostenible en tanto sea respaldada por productividad. Hacer caso omiso de lo anterior es una receta para un desastre económico. Gatear antes de caminar, caminar antes de correr. No hay atajos para el desarrollo. Mucho menos aquellos que provienen del endeudamiento público.

Artículo publicadoen en el diario guatemalteco "Prensa libre", el día 20 de julio de 2010

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